Vocación Somasca

La Vocación Somasca

La vocación somasca es una llamada especial a servir a los más vulnerables, inspirada por San Jerónimo Emiliani. Desde la perspectiva de los Padres Somascos, la vocación es un camino de amor y dedicación hacia los jóvenes abandonados y necesitados.

La importancia de la vocación radica en su capacidad para transformar vidas, tanto de quienes sirven como de quienes son servidos. San Jerónimo Emiliani nos muestra con su ejemplo cómo la entrega total a Dios y a los pobres puede traer esperanza y cambio a las comunidades más desfavorecidas.

El proceso de discernimiento vocacional es fundamental para aquellos que sienten la llamada a esta misión. Este proceso incluye la oración constante, el acompañamiento espiritual y la vida comunitaria. A través de la oración, buscamos la guía de Dios para entender su voluntad. El acompañamiento espiritual proporciona el apoyo necesario para profundizar en nuestra fe y compromiso. La vida comunitaria nos enseña a vivir en fraternidad, compartiendo nuestras experiencias y fortaleciendo nuestra vocación.

Ya sea como sacerdote, hermano religioso o laico comprometido, la vocación somasca te invita a participar de un proyecto de vida orientado hacia la construcción de un mundo más justo y fraterno, comenzando por los más pequeños y desamparados.

Vocación Somasca

Una misión por los jóvenes abandonados

El aspirantado es el comienzo de un camino hacia la vida somasca, donde cultivamos juntos el discernimiento y la madurez espiritual.

Los candidatos que han expresado su deseo de abrazar nuestra forma de vida ingresan en el postulantado. Este proceso tiene como objetivo evaluar sus aptitudes y prepararlos para la transición de la vida en el mundo a la total disponibilidad a Dios. Se lleva a cabo en comunidades designadas específicamente, siguiendo las directrices de los superiores mayores, y culmina con la entrada del postulante en el noviciado (CC.RR. 82).

El noviciado marca el comienzo de la vida en la Congregación; tiene por objeto ayudar al joven a desarrollar
un conocimiento más profundo de la llamada de Dios e iniciarlo en nuestra vida religiosa; además, permite comprobar sus intenciones y su idoneidad (CC.RR. 83).

  • Profesión simple: Por la profesión simple de los votos de castidad, pobreza y obediencia nos convertimos en miembros efectivos de la Congregación y nos comprometemos a observar las Constituciones y Reglas y todas las demás normas (CC.RR. 91). La profesión simple es temporal, se hace para tres años y se puede renovar hasta un máximo de 2 veces.
  • Profesión solemne: Por la profesión solemne el religioso se consagra para siempre al servicio de Dios y de la Iglesia, se incorpora definitivamente a la Congregación, renuncia a la propiedad de bienes materiales y adquiere los derechos y deberes establecidos por el derecho común y propio (CC.RR. 96).

El postnoviciado tiene por objeto ayudar a los religiosos a desarrollar y consolidar su formación mediante la experimentación directa de la vida y del apostolado de la Congregación. Comienza inmediatamente después del noviciado y dura como mínimo un trienio (CC.RR. 99).

El postnoviciado habrá de ser escuela de caridad fraterna y de vida comunitaria, donde se forme a los religiosos en la fiel observancia de las Constituciones y Reglas. Durante este período se reanudan los estudios, complementándolos con actividades pastorales (CC.RR. 100).

El estudio responsable de las materias sagradas y profanas es necesario para un eficaz apostolado posterior. Nuestros religiosos lo considerarán elemento importante de su formación y se dedicarán a él con seriedad y empeño.
Es deber de los superiores proveer con solicitud a todo lo relacionado con el estudio de los religiosos, de manera que éstos puedan dedicarse a él con interés y aprovechamiento (CC.RR. 102).

Los religiosos llamados al Orden Sagrado recibirán una preparación espiritual e intelectual acorde con el ejercicio de ese ministerio (CC.RR. 103).

La Congregación Somasca es un instituto clerical de derecho pontificio, formado por religiosos, sacerdotes y laicos, cuyo estilo de vida no supone distinciones, aún respetando la diversidad de ministerios (CC. RR. 4).

 

Teniendo en cuenta la multiforme actividad que se desarrolla en nuestras casas, es posible asociar a la Congregación a sacerdotes y seglares de fervorosa vida cristiana aptos para la vida en comunidad y para asumir en ella determinadas responsabilidades (CC. RR. 107).

Todo el que desee ser agregado a la Congregación, deberá vincularse a ella mediante una promesa formal, tras un período conveniente de prueba, y llevar una vida acorde con las Constituciones y Reglas.
Un agregado podrá emitir en manos del superior local votos privados de castidad, pobreza y obediencia, a cuyo cumplimiento está obligado mientras permanezca con nosotros (CC. RR. 108).

Quién al finalizar el noviciado no estuviese totalmente decidido a profesar aun habiendo sido considerado apto, podrá solicitar su ingreso en la Congregación en calidad de agregado. Y si más adelante manifiesta su deseo de emitir la profesión, podrá ser admitido a norma del derecho común (CC. RR. 110).

 

La Congregación ofrece a los religiosos la posibilidad de una renovación continuada para favorecer su maduración en la vocación, la revisión seria y profunda de la vida de consagración y del trabajo apostólico, y el compromiso de su propia entrega a Dios y a los pobres (CC. RR. 106)